La Risa de Dios: Diapositivas Jacoby-Marciano 

Mañana Gascón cierra La Risa de Dios, una muestra inmersiva que transporta al
espectador al universo poético y visual de Roberto Jacoby y Nacho Marciano. Dentro de
la sala, letras y acuarelas se convierten en diapositivas vivas, capturando la esencia de
una colaboración artística profundamente romántica y apasionada. Al calor de una puesta
íntima, el amor se despoja de sus veladuras para mostrar su versión más pura y
provocadora, esa que florece en los bordes difusos de las formas y las clasificaciones.

Jacoby, figura clave del arte contemporáneo desde sus días en el Di Tella, hizo de la
desmaterialización su sello distintivo. Su propuesta inicial, que irrumpió con una explosión
de originalidad y ruptura, sigue su onda expansiva en La Risa de Dios con un site-specific
lírico donde visión y escucha se entrelazan en un continuo de placer y disfrute. La
exposición encarna la filosofía de Jacoby como activista radical del arte fragmentario y
experimental. Su obra, lejos de ofrecer un corpus homogéneo, se despliega como un
collage vibrante de ideas y emociones dispersas. Como explora en su libro El deseo nace
del derrumbe, cada intervención es una chispa que enciende el colapso de las estructuras
preexistentes, revelando que el arte tiene el poder de desmoronar y reconstruir la
realidad, pieza por pieza.

Nacho Marciano, por su parte, desborda versatilidad estética. Su trabajo sigue la tradición
de los artistas que exploran con libertad, sin atarse a soportes o formatos específicos. En
colaboración con Jacoby, Marciano no solo exhibe su talento musical, sino que se
convierte en un aliado fundamental para concebir un dispositivo artístico expansivo y
audaz. El álbum Golosina Caníbal es el laboratorio en el que ambos juegan a ser
alquimistas, explorando roles y acciones con una velocidad que da vértigo. En este
espacio, música y letras se entrelazan en una danza frenética y sinuosa, como un
caleidoscopio de espejos que multiplica infinitamente la antropofagia que los une. La
libertad creativa surge de la absorción y reabsorción de influencias orgánicas para
generar un espécimen completamente nuevo: un vampirismo fresco y rebelde.

Queda un día para zambullirse en un microcosmos arrabalero y sentimental teñido de
rosa. En un terreno fértil para la imaginación, donde la repetición se transforma en una
estrategia de resistencia y reinvención En medio del déjà vu y la saturación de discursos y
representaciones, Jacoby y Marciano desnudan las narrativas establecidas, demostrando
que siempre es posible descubrir nuevas dimensiones de sentido en el eco de lo familiar.